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 Carpa 74

Ya he comentado que este proyecto fotografico que habia dejado aparcado desde hace algunos años, serviria como prologo a la nueva temporada de Carpa y la aparicion del numero 1588.

Mi intencion es ir publicando algunos numeros mas de estas series mas ligeras entre las publicaciones mayores habituales.

Ya se que debia haber publicado ayer, pero improvisado viaje en busca de setas, gran exito, todo sea dicho, lo hizo imposible.

Dejemos que Analia presente la edicion desde su intro:

 Carpa 74 ha sido el ejemplar seleccionado por el autor para abrir la temporada 2022 de esta publicación y redacción. Tras los agotadores días trabajando en las revisiones de sus queridos personajes y su despedida, el autor, decidió presentar una edición que sirviera de enlace entre las publicaciones realizadas hace cinco años, la mas antigua, y nuestro presente.
Carpa 74 fue concebido, originalmente, en el año 2017 y, a pesar de su brevedad y sencillez, nunca hallo su momento. Soto fue incapaz de encontrar un punto de partida solido desde donde encarar el proyecto. En su mente, todo estaba dispuesto para su aparición y, esta, era una de las ediciones que siempre ocupaba su pensamiento pero, por motivos desconocidos, no podía plasmar como hubiera querido.
A mediados del 2018, parecía que todo estaba a punto para su publicación, había encontrado el apoyo textual necesario en la obra seleccionada en Carpa 133 y una edición especial del proyecto había sido maquetada por la redacción de fotografía artística. Llegado el momento de la revisión final, Soto, denegó el proyecto, un cádaver, afirmo, le presentaban nuestras compañeras. En ningún momento, según sus propias palabras, habían sabido plasmar el oculto espíritu de la obra: un extravagante desfile carnal sin sentido se ofrecía a la vista y prefirió cerrar cualquier debate y archivar, decepcionado, su proyecto.
He comentado durante este mes de agosto, como Paquita y Dorita conectaron de forma instantánea con el autor. Durante esos frenéticos días estivales parecieron convertirse en uno y no dejaron de presentarme una maravilla tras otra. En Paquita, Jose Carlos parece haber encontrado el orden necesario para su intrínseco caos, si bien, al principio, pensé que nuestra quinta redactora se veria superada por el apasionado carácter del autor, todo lo contrario sucedió, junto a ella, ha sabido encontrar la serenidad necesaria para retomar su trabajo, después de tanto tiempo, e incorporarse como una mas de mis redactoras a este escalón editorial.

Es cierto que Paquita, como Consuelo, miembro destacado del genero novelero es, pero con quien Soto trabaja durante muchas horas, en silencio, y parece reflejarse, es con Dorita. La elegante ilustradora de Ante ha sabido plasmar, como nadie antes lo ha hecho, el amplio sentido estético que inunda al autor y que hasta su encuentro, se desbordaba a la primera ocasión, ofreciendo, la mayoría de las veces, momentos sublimes pero, también, amargas decepciones fruto de esa ansiedad que le devora día tras día.
No fue tan sorprendente que en pocas horas, tras alegre merienda, preparan todo el material de este Carpa 74 y, aunque ,el autor, se bloqueo unos días por su portada, como ya he escrito, todo se precipito tras mi visita al hoyo de Pedro Botero. En ese momento, los tres, decidieron reservar la edición para después de la publicación del ultimo Seto de Valeria, serviría como prologo fotográfico a la nueva temporada y como preludio al primero de los Carpa mayores, Carpa 1588, cuya aparición esta prevista para la segunda quincena de este mes.
No cabe duda que nos encontramos ante uno de los proyectos mas crípticos y oscuros del autor. Cuando preparaba esta intro hable con el para poder plasmar el sentido ultimo del breve proyecto. El autor, por eso, al contrario que en otras ocasiones, no fue nada explícito, prefería explayarse en como realizo las fotografías y otros detalles técnicos que en su mensaje. Como en muchos otros trabajos foto poéticos, sostiene que el fotógrafo no debe hacer de guía, es el espectador el que debe sumergirse en las fotografías y dejarse llevar por las múltiples asociaciones y recuerdos que estas desencadenen en su mente y abran, así, la puerta a desconocidos u olvidados pensamientos. En el escenario editorial se plantea un sutil momento poético o, quizás, debería escribir, no poético, para disfrute y reflexión del lector.
Las fotografías digitales, blanco y negro original, con propiedad, hablaríamos de escala de grises, fueron refotografiadas en la pantalla del viejo portátil del autor, dañada por diversos incidentes con bebidas gaseosas y de infinitas texturas tornasoladas impregnada. El autor añade las texturas de la maltrecha pantalla para disponer un muro estético que las aleje de si mismo y universalice su presencia. Instantes visionados a través de una pantalla, aparentemente idénticas a las miles que nos rodean a cada momento en nuestro devenir cotidiano, pero con ellas, Soto, busca el olvido y la sombra, ningún detalle en las fotografías debe conectarse con su realidad mas cercana. El lector ignorara así, la presencia del artista y su relación espacio temporal con la obra presentada y podrá hacerla propia desde un primer instante.
Para reforzar sus intenciones, el autor, recurre a textuales mensajes poéticos simples, diáfanos y escuetos para construir un escenario común y abierto que de la bienvenida al lector tras deslizar su dedo por la pantalla. Este banal gesto, a través del cálido gris de esta intro y presentación, conducirá, súbitamente, al lector o espectador, sutil diferencia que gusta anotar a Jose Carlos, hacia un inesperado espacio en el que, quizás, con asombro y estupor, descubra aquello que había sido relegado y que nunca había sido proclamado.
Algunas de sus paginas:













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